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sábado, 16 de julio de 2022

En las puntas del Queguay

 



Fue en las puntas del Queguay, en campos de un inglés dueño de una estancia cimarrona. Allí, a la hora de la siesta a orillas del arroyo, solían encontrarse dos jóvenes enamorados. Marcos, hijo del estanciero y Yasí, una joven indígena de la nación charrúa.

Marcos estudiaba en la capital y pensaba, una vez terminado sus estudios, formalizar una familia con Yasí. Y una tarde bajo la sombra del monte nativo se juraron un amor para siempre.
Marcos soñaba el futuro. Yasí vivía feliz el presente. Adoraba al dios blanco, pero sentía desde el fondo de su pecho, que los dioses no se casan con las jóvenes de su raza.


Los amantes ven perderse el sol rumbo al Valle Edén. Volverán a encontrarse, al otro día, cuando el sol despunte sobre la cuchilla.

La noche se hace larga para Marcos que apura el sueño deseando despertar y correr al encuentro de Yasí. 
Yasí no sueña. No puede soñar, ni vivir el presente. Ya no.
Antes del amanecer, Rivera y su tropa rodearon el tolderío.



Ada Vega, año edición 2016 - 


domingo, 27 de junio de 2021

En las puntas del Queguay

 




 Fue en las puntas del Queguay, en campos de un inglés dueño de una estancia cimarrona. Allí, a la hora de la siesta a orillas del arroyo, solían encontrarse dos jóvenes enamorados. Marcos, hijo del estanciero y Yasí, una joven indígena de la nación charrúa.

Marcos estudiaba en la capital y pensaba, una vez terminado sus estudios, formalizar una familia con Yasí. Y una tarde bajo la sombra del monte nativo se juraron un amor para siempre.
Marcos soñaba el futuro. Yasí vivía feliz el presente. Adoraba al dios blanco, pero sentía desde el fondo de su pecho, que los dioses no se casan con las jóvenes de su raza.


Los amantes ven perderse el sol rumbo al Valle Edén. Volverán a encontrarse, al otro día, cuando el sol despunte sobre la cuchilla.

La noche se hace larga para Marcos que apura el sueño deseando despertar y correr al encuentro de Yasí. 
Yasí no sueña. No puede soñar, ni vivir el presente. Ya no.
Antes del amanecer, Rivera y su tropa rodearon el tolderío.



Ada Vega, edición 2016 -