—Norita.
—¡Negro!
—No llores más.
—Negro…
—Levántate de esa cama mujer, no llores
más y ponte a limpiar ¡que esta casa está tan sucia que no se puede ni estar!
—Pará un poco. ¿A qué viniste, a
consolarme o a reprenderme?
—Ni a una cosa ni a la otra. Vine para que
reaccionaras. Yo ya no estoy, me fui. ¿Hasta cuando vas a estar tirada ahí?
—Te extraño.
—Ya lo sé, querida, pero hace un mes que
las nenas comen pan y queso. Prepara la comida para que almuercen y cenen como
siempre. ¿O no piensas cocinar más?
—Qué fácil lo ves vos.
—No, no lo veo fácil. Lo veo desde otra
lógica.
—No sé qué hacer. Estoy desorientada.
—Haz lo que has hecho siempre: levántate,
limpia la casa, cocina, lava la ropa, cuida a las nenas. ¿Piensas que eres la
primera mujer que ha quedado viuda?
—Pero ¿y vos?
—Yo estoy bien. Estoy mejor que tú.
Deseo irme, pero con tu llanto y tu tristeza me tienes atado a la
tierra.
— ¿Te querés ir?
—Sí, Norita, ya no pertenezco a este
mundo. Mi espacio es otro. Fue mi cuerpo terreno el que vivió y murió acá.
Ahora tengo alas y…
—Y no tenés ropa. ¿Andás asi por la calle?
—No ando por la calle, vine a verte en un
haz de luz.
—Sí, en realidad no sos el mismo, hablás
como un doctor y vos, la verdad, siempre fuiste medio reo.
—Escúchame, Norita, enciende la radio y
pon esa música que te agrada tanto y te levanta el ánimo.
—¿Que me gusta a mí?
—Si, esa música que escuchabas cuando yo
estaba en casa.
—Ah, sí, la cumbia.
—Sí, la cumbia. Abre las ventanas, ventila
la casa, arréglate, ve a la peluquería, sal de paseo. Tienes buenas amigas, ve
a pasear con ellas. ¿No deseabas hacer un curso de cerámica? Pues hazlo,
renuévate, eres joven, puedes rehacer tu vida.
—Sí, indudablemente sos un ser superior.
El que fue mi marido era un guardabosque. Jamás me dejó salir con mis buenas
amigas que según él me empuaban y me daban manija, y menos que me arreglara y
me vistiera bien. Aquel que fuiste me acompañaba hasta al dentista, al guarda
del ómnibus tenía que pagarle al tanteo porque no quería que lo mirara, en la
feria tenía que andar como una loca con los ojos extraviados para no mirar a
los puesteros. Nunca me dejó usar calzas ni pantalones porque decía que me
marcaban mucho…
—Bueno, Norita, pero eso era antes, cuando
yo vivía en este mundo.
—A ver, a ver, esperá un poco, no sé si
entiendo bien. ¿Vos me estás queriendo decir que yo te importé mientras fuiste
un simple humano con los pies sobre la tierra y ahora que vivís con los
pies sobre una nube, por vos, que me parta un rayo?
—No tampoco es tan así. Pero tú tienes que
entender que a mí me espera la
Gloria , un cielo donde “vi
unas cosas que no puede ni sabe repetir quien de allí baja” y donde
debo entrar sin lastre ni ataduras de esta tierra.
—Entonces viniste por vos.
—Vine por los dos.
—¡Esto nadie me lo va a creer!
—Querida mía, tú de esto no puedes
hablar con nadie. La gente
no te entendería ni te creería. Esta visita, que hago con placer, es sólo
entre tú y yo. Volví porque te vi desanimada, sin deseos de salir del pozo
donde ibas cayendo. Sin intentar una salida. Vi a las nenas muy solitas, sin el
padre y sin la madre. ¿Cómo explicarte? ¡Vine para que reaccionaras y yo me pueda
ir de una vez!
—Pero ¿y la plata? ¿Qué hago yo sin tu
sueldo? Porque siempre me creíste una tonta nunca me dejaste administrar la
casa y junto a tus amigos, en noches libertinas, despatarraste todo lo que
ganabas sin ahorrar jamás un peso; ignoraste los seguros de vida; la pensión
que me dejaste es mísera; se te dio por morirte de golpe y nos dejaste en la
lona y ahora me salís diciendo que estás mejor que yo y que me deje de llorar
¡que te querés ir de una vez!
—Bueno, la pensión no es tan chica, yo no
estoy, si te sabes administrar, creo yo que no tendrás problemas.
—Nos tenemos que borrar de la sociedad
médica y para el inglés de las nenas no alcanza.
—Trabaja, querida. Búscate un
trabajo.
—Pero vos nunca quisiste que trabajara.
—Eso era antes, cuando yo estaba en casa.
—Mirá que bien, cuando yo quise trabajar y
tuve oportunidad de hacerlo no me dejaste porque no iba a dejar la casa para
“andar por ahí”. Y me quedé a cocinar, limpiar y criar hijos. Ahora que no hay
trabajo para nadie, que no tengo práctica de nada, que tengo una carga de años
encima, te venís del Paraíso para mandarme a trabajar. Ahora sí puedo “andar
por ahí” haciendo lo que salga, porque para elegir no está la cosa. A tu cuerpo
terreno ya no le molesta nada y tu espíritu superior está por encima de las
miserias humanas. ¡Realmente sos un ser supremo!
—Norita, yo no puedo indicarte lo que
tienes que hacer. Tú eres dueña de tu vida, tendrás que encontrarle una
solución. De todos modos, por el dinero no te preocupes, en última instancia:
Dios proveerá.
—¿Te parece que Dios me pague el alquiler?
Vení, acercate, hace más de un mes…
—¡No te acerques!...no me puedes tocar.
—Negro, ¡cómo te han cambiado! Ya no sos
el de ayer.
—Norita, yo estoy muerto para el mundo. No
tengo sensaciones ni deseos humanos. Soy un espíritu. Estoy para cosas
superiores. No para nimiedades terrenas.
—¿Nimiedades…?
—Sí. Todo eso ya no me interesa. Vivo en
otra dimensión. Ahora soy sabio, etéreo, mi cuerpo es incorruptible. ¡Ay, mi
querida! No sé para que insisto en explicarte. Es tal la diferencia
que existe entre los dos que tú, pobre criatura humana, no puedes entender!
—Che, Negro, sabés una cosa, me revienta
que hayas vuelto. Me revienta sí y no me mires con esa cara. ¿Sabés por qué me
revienta? Porque a mí este estado de tristeza y decaimiento que me ha causado
tu pérdida irreparable, se me iba a pasar. Un día se me iba a pasar. No iba a
llorar cien años. Y entonces viviría mi vida como se me diera la real gana.
Liberada de tus prescripciones y decretos. Que hacé así, que hacé asá; que vení
aquí, que no vayas allá. ¡Por Dios! Más tarde o más temprano me daría cuenta de
que al fin era libre. ¡Libre y soberana! Te mandaría hacer una tumba de lositas
blancas allá en el Norte, al principio te llevaría flores cada 2 de noviembre y
a otra cosa mariposa. Pero no, se te ocurrió venir para ver como había recibido
yo tu sorpresivo deceso. ¡Nadie vuelve! Por más que supliquen ¡nadie vuelve!
Pero vos sí. Vos tenías que volver. Antes de partir, definitivamente, desnudo y
alado a los campos celestiales, tenías que venir a impartir tus últimas
órdenes, para que yo no me salvara de tu mandato ni aunque estuvieras
muerto. ¡No quiero ni saber las artimañas que habrás empleado con San Pedro
para que te permitiera venir por un par de horas! ¿Vos te podés imaginar cuánta
gente se habrá ido de este mundo dejando metas por la mitad? ¿Objetivos sin
alcanzar? Sueños. Aspiraciones. Y no pudieron volver. Escuchame, ¡no volvió
Gardel! a confirmar su nacimiento en Tacuarembó, para ver si terminamos de
tironear sus raíces con los argentinos ¡y volviste vos! Vos tenías que
volver o volver. Y lo primero que me decís cuando me ves tirada en la cama
llorando tu ausencia es que me levante a limpiar ¡que esta casa está tan sucia
que no se puede ni estar!, que salga del pozo, que me ponga a cocinar, que lave
la ropa, que abra las ventanas, que ventile la casa, que prenda la radio, que
escuche cumbias, que busque trabajo, que haga un curso de cerámica, que me
compre ropa, que vaya a la peluquería, que salga a pasear con mis amigas, que
me arregle, que cuide a las nenas, decime Negro: me quedará tiempo para bañar
al perro. Escúchame vida mía, si ya dijiste todo lo que tenías que decir, por
favor vete, por donde viniste amor mío, por donde viniste, vuélvete a ir. Que
el muerto eres tú, no yo. Y vete volando derecho a la Gloria que te espera, no
sea que en la ida te encuentres con “Carón
con ojos de fuego y te
arrastre hacia la fosa de los
círculos concéntricos”. Lamento tu decepción, yo tampoco soy aquella que
dejaste en este valle de lágrimas y no querría, te juro, herir tu
susceptibilidad al pedirte de favor que me dejes en paz. No te ofendas, que no
es mi intención ofenderte, ¿te digo algo? No sé para qué viniste, hubiese
salido más barato si te hubieras ahorrado el viaje. Y te digo más: no me
gusta como te quedan las alas, ¡Mucho mejor te quedaban el vaquero
gastado y la remera azul!
Blog Garúa - http://adavega1936.blogspot.com/
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