Sra. de García:
Le ruego a Ud. Pase a la brevedad por la
escuela donde concurre su
hija Juanita, por asunto de su interés.
Atte. La
maestra Irene.
Señorita
maestra Irene:
Yo no sé si usted se
piensa que yo no tengo más nada que
hacer que pasar por la escuela a la brevedad por asunto de mi interés. Los asuntos de mi interés están acá en mi
casa no ahí en la escuela que para eso
está usted. Que al final este año entre la Juanita y el Maxi ya me han traído
como veinte cartitas pidiéndome que pase por la escuela y yo pierdo de trabajar
para ir y resulta que es para oír sonceras y cosas que a mí ni me van ni me
vienen y que no son de mi interés, como ser donar ropa para los pobres como si
nosotros fuésemos ricos ¡vea usted! o cosas como organizar quermeses para
ayudar a los niños carenciados. Mire maestra yo no sé muy bien qué son niños
carenciados, lo que sí sé es que a los míos apenas puedo vestirlos y de comer
mejor ni le cuento que las más de las veces para que ellos coman mi marido y yo
pasamos a mate y mate, pues yo no sé si usted está enterada de que a mi marido
que trabajó como veinte años en una empresa, hace un año lo mandaron al seguro
de paro y cuando volvió lo echaron ¿qué me cuenta? a él que nunca robó ni llegó tarde lo dejaron
en la calle así como así y ahora mi marido con cuarenta y cinco años que
tiene no hay diablo que le dé un trabajo que agatas agarra alguna changa con el
Ernesto que trabaja en la construcción y
que hasta tengo miedo que él, que nunca se subió a una escalera, un día se
caiga de algún andamio y me lo traigan lleno de quebraduras y hecho un inservible
que para eso mejor sería Dios me perdone que se muriera porque yo no estoy le puedo garantir con tres limpiezas
que tengo, la casa y los tres gurises como para andar lidiando con un lisiado
por más que sea mi marido y el padre legítimo de mis hijos, porque para mí
sería tremendo le juro tener que darle de comer en la boca a un hombre grande
como mi marido que sano no hay comida que le venga bien de tan impertinente que
ha sido siempre, así que enfermo figúrese usted, no ha de haber cristiano que lo aguante y menos yo.
Por lo que no quiero ni pensar el tener que andar cinchando con él con mis
cuarentaidos quilos que peso últimamente de tan flaca y anémica que estoy así
que... espere... acá me acota mi hija la
Juani que mi concurrencia a la escuela
es para pedirme una colaboración para ayudar a los damnificados de las
inundaciones. Dígame una cosa señorita maestra Irene ¿usted vio la cañadita esa
que pasa por atrás de la escuela que
empieza por la casa de doña Gertrudiz como una canaleta que hicieron los
vecinos para que corriera el agua? Bueno, resulta que cuando llega por acá ya
parece un arroyo y al pasar por mi casa va arrastrando latas, bolsas y todo
tipo de mugre que tiran los vecinos y cada vez que llueve un poquito no más se
desborda y mi casa se llena de agua, mugre y bichos muertos, a nosotros
que somos inundados permanentes nadie
nos ayudó nunca ni a nosotros ni a ninguno de la cuadra ¿y a usted le parece que yo puedo ayudar a
los damnificados que se quedaron sin techo? vea señorita Irene , ellos se
quedaron sin techo pero acá en el “cante ” la mayoría nace sin techo – mi hija
me corrige – me dice que no se dice más “cante” que ahora se dice “asentamiento” como si cambiar el nombre a
los rancheríos y a la miseria mejorara la situación. Y no crea maestra que no
tengo sentimientos, a mí me duele el hambre y el frío de los que tienen menos
que yo pero me siento impotente no puedo dar lo que no tengo, me supera. Le
puedo asegurar maestra que hay días en que me siento muy cansada y no es de
trabajar le aseguro sino de no percibir un futuro mejor por más que lo busco,
entonces sabe, miro a mis hijos que
están sanos que comen y van a la escuela y sigo tirando. Por todo esto que le
digo y le cuento y que es la pura verdad le pido encarecidamente que la termine
con las cartitas, que yo no pienso ir más a la escuela que de tanto ir parezco
más alumna yo que mis hijos así que déjeme tranquila y pídale a los que tienen
y no a nosotros que cada día tenemos menos, usted mejor dedíquese a enseñar que
para eso está en la escuela de maestra que para andar pidiendo ya hay demasiada
gente en la calle, porque últimamente se les ha hecho costumbre a los uruguayos
vivir de la manga y le sacan a un santo para vestir a otro y así nos piden
ropa, comida, muebles, chapas, sangre y como les parece poco ahora también nos piden los órganos vitales,
ni muertos dejan de mangarnos. En fin espero que yo haya sido lo
suficientemente explícita y que usted haya entendido por qué no voy a la
escuela por asunto de mi interés, cuando tenga algo importante que comunicarme
como ser que mis hijos estudian o no estudian o arman relajo en la escuela me lo hace saber de lo contrario no se
moleste que yo no quiero saber qué les pasa a los demás que con lo que me pasa
a mí es más que suficiente pues habrá visto que yo a duras penas voy llevando
la economía de mi casa que es más que precaria.
Espero sea usted muy feliz y los maestros consigan algún aumentito pese a los apremios del Fondo Monetario Internacional, la pérdida de los ferrocarriles
y la humedad.
Atte. La mamá de Juanita
P.D. Perdone si la misiva me salió un poco larga, lo que pasa es que no sé por qué, pero últimamente ando medio nerviosa.
Espero sea usted muy feliz y los maestros consigan algún aumentito pese a los apremios del Fondo Monetario Internacional, la pérdida de los ferrocarriles
y la humedad.
Atte. La mamá de Juanita
P.D. Perdone si la misiva me salió un poco larga, lo que pasa es que no sé por qué, pero últimamente ando medio nerviosa.
Ada Vega, 1998
No hay comentarios:
Publicar un comentario