Con mi esposo pasamos toda la mañana buscando un recibo que había que pagar hoy, y que no sé donde diablos lo guardé. Se enojó y me dijo:
—¡Me vas a volver loco, mamá! Le dije:
—Eso me decías cuando nos conocimos ¿te acordás?
—No —contestó—, yo te decía:
—¡Me vas a volver loco, mamita!
Pasé toda la tarde tratando de encontrar la diferencia.
¡Los hombres, bah, bah!
FIN
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